viernes, 14 de enero de 2011

Capítulo 25


Sí, todo iba a salir bien. Perfectamente bien. Todo estaba planeado, planes alternativas, escusas admirables de ser una adornada mentira, hora, lugar y por supuesto, él. Sí, Alexander. 
Incluso tenía precisado cada palabra que iba a decir. 
Mirando con una media sonrisa maléfica, echó un vistazo al reloj. Las doce y cinco. Sabía que debería estar en otro lugar en vez de estar sentada en la silla de su escritorio haciendo prácticamente nada. Se iba a hacer rogar.
Una melodía muy familiar sonó en aquel silencio escalofriante, prácticamente a oscuras, fue hacia su mesita, donde posaba su móvil.
Vio que el número que llamaba no estaba registrado en su agenda, así que dudó de cogerlo. 
Pero sabía perfectamente quien era y qué quería.
-        ¿Diga? –preguntó esperando una respuesta.
-        ¿Qué haces que aún no estás aquí?
Reconoció la voz perfectamente aquella voz, aunque un poco distorsionada a causa de ser por teléfono aquella conversación.
-        Yo no debo de estar en ningún lugar que no sea mi casa.
-        No me jodas Amelia, sabes que tienes que estar aquí ya, inmediatamente –dijo Alexander gruñendo.
-        No tengo ningún contrato que diga eso.
-        Esta noche lo ibas a firmar. – y soltó un bufido.
-        Qué legales os habéis hecho de la noche a la mañana.
-        Que sabrás tú, niñita. ¿Vienes o voy a por ti?
-        Voy volando.
-        ¿Entonces por qué tanta discusión?
-        Esperaba tu llamada.
Y colgó inmediatamente. Tan solo le costó pasar el pasillo de cuclillas, hacer el menor ruido posible al cerrar la puerta y estaba sana y salva fuera de casa.
Ventajas de tener una casa grande. 
En menos de lo esperado ya estaba bajado aquellas mugrientas escaleras bañadas en charcos de líquidos repugnantes que daban paso al callejón donde se encontraba su primera jornada de trabajo. 
Ahí abajo lo vio desde una distancia mesurada, su aspecto mostraba nerviosismo, moviendo uno de sus pies a un ritmo escandalosamente rápido. Las manos en los bolsillos y haciendo como si mirara el suelo, pero su vista se encontraba absorbida por su mente. 
Amelia bajó apresuradamente y escandaló a Alexander de su llegada tan inesperadamente rápida.
-          Ya tardabas en venir, joder. Entra.
-          No sin una condición.
-          Aquí no hay condiciones, así que venga, sin escusas. Entra ya, tú te la estás jugando… y yo más.
Alexander entornó los ojos, aún sin creer que lo estuviese vacilando. Le cogió de un brazo, atrayéndola hacia él.
-          No me puedes obligar.
-          Lo haré si no me dejas otra opción.
Amelia mostró una sonrisa, inusual en la clase de situación en la que se encontraba. Alexander estaba atónito. No conocía esa faceta de Amelia tan directa y segura. 
Sin ser consciente, Alexander cada vez la atraía más hacía él. Consecuente o no, adoraba tenerla tan cerca.
-          Deja a Eva.
Alexander meditó durante unos segundos lo que había dicho Amelia. ¿Lo había escuchado bien? No, no era posible de exigirle tal cosa.
-          ¿Qué?
-          Esa es mi única condición. 
-          En este caso, no entres.
-          ¿No vas a cumplir la única cosa que te pido a cambio de que mantenga esto en secreto?
-          Define esto.
Amelia señaló aquel edificio justo donde Alexander había salido hacia escasos minutos.
-          Y todo lo que ocurre en el –amenazó ella.
-          Adelante –le dijo, dudando si era capaz de hacer lo dicho.
-          ¿De verdad? Observa.
Lo miró por última vez, fugaz y a la vez intensa. Notó como si se hubiera metido en su mente, viendo a la perfección sus miedos y sueños. Sobre todo sus pensamientos. Precisamente lo que verdaderamente vivía en aquellos momentos. 
Le dio miedo creer en aquello. Era totalmente imposible. Pero aquellos ojos transmitían verdadera pureza y sinceridad.
Igualmente, dio media vuelta a cumplir su objetivo.
Alexander se quedó paralizado. ¿Realmente lo iba a hacer? No iba a quedarse mucho tiempo allí para averiguarlo. La tenía que detener.
Amelia oía como Alexander iba detrás de ella. Verdaderamente sí la veía capaz de aquello. Hizo ademán de girarse para transmitirle otro mensaje, pero Alexander la cogió violentamente, empujándola hacia la pared, dejándola totalmente acorralada por el muro y el cuerpo de Alexander.
-          ¿Por qué me estás haciendo esto?
Sus ojos eran iluminados por la tenue luz de la calle, haciendo estremecer de arriba abajo a Amelia. Tenía miedo, el tono de voz que empleó lo decía todo.
-          Ella me ha quitado mi vida, yo ahora le voy a quitar la suya.

9 comentarios:

  1. TOMAAA yaa.... !! meJorr imposiblee
    aunqee nose xqee pero me suena de algo el final. =D jaja
    molaaaaaa !! siigue siiguee qee stoii de los nervios.. ii sii eres mala x dejarnos tantoo tiiempo sin capitulos
    x iceroo te dejo mi blog x si te abuures un diaa.. !!
    http://unpequeniocuento.blogspot.com/

    un besoo !!

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  2. FANTASTICO, pero MUY CORTO!!!! jooo estuve esperando mucho para leer el siguiente capitulo y ensima es corto =( porfa haz el proximo rapido y mucho mas largo =) Besos!

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  3. muy bueno el capitulo! me encanta la historia!

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  4. Fantastico
    Dios, pense que ya no ibas a publicar mas
    lo he estado esperando hace mucho!
    que bueno que Amelia hizo eso
    les demostro de lo que esta hecha
    y alex Dios, me sigue gustando mucho :D
    esta buenisisisimo
    Espero el siguiente

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  5. Hay mi madreeeee xD ya era hora de que Amelia espabilara
    Me ha encantado el capitulo si que es verdad que era corto... pero da igual ¡!¡ porque por fin podemos ver como sigue ^^
    Espero el próximo capitulo :)

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  6. tomaaaa perdfecto niñaa como molaaa!!! xDD me encantaaa no tardes mucho con el siguiente =)

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  7. me encanta la historia! estaba esperando el capitulo! sigue escribiendo pliiiiiiis:$
    te sigo va?:$!

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  8. oyeeeee!!!!!!
    como sos capaz de dejarnos asi es que esta en la parte mas buena plizzzzzz continua

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